Esta empresa 1. no es privada, 2. todos sus trabajadores ganan lo mismo y 3.todas las decisiones importantes
las toman en Asamblea. Además, aunque se trata de una empresa de la
industria automotriz, ha rechazado la instalación de robots, y todo el trabajo
se hace a mano.
Esta empresa fabrica los autobuses Irizar.
Establecida en el parque industrial de
Querétaro, laboran 450 trabajadores, que han erradicado la palabra obrero, pues consideran que ese sustantivo oculta
su identidad como personas; y en esa fábrica, que se considera a sí misma una
asociación de personas –y no una empresa de capitales–, cada trabajador es
igualmente responsable del proceso en su conjunto.
Se trata de la única empresa en
Norteamérica, incluyendo a los Estados Unidos y Canadá, en la que todos los
trabajadores son polivalentes, es decir, que todos saben hacer las tareas de
todos. Y pueden incluso rotarse en la cadena de producción, sin que ello
reduzca la productividad o la eficiencia. Lo mismo cada uno maneja el cautín
que la pintura, el trabajo eléctrico que el mecánico. Se trata nada menos que
de la refutación más tajante del supuesto de que hay que especializarse en una
sola tarea o actividad para ser el mejor.
La fábrica se fundó con capital de la
empresa cooperativa española de la misma denominación. Y durante los primeros
años puso especial énfasis en la educación de sus operarios en cuestiones
contables, en valores, en principios y en capacitación múltiple. De 1999 a la
fecha ha alcanzado la capacidad de producir cinco autobuses por día, 250
autobuses al año.
No se checa tarjeta ni se tiene
obligación alguna de permanecer en la planta durante un número determinado de
horas. Sólo se tiene que asumir la responsabilidad de entregar el trabajo a
tiempo. Los trabajadores más eficientes solo laboran seis horas. Pero cuando el trabajo lo demanda o los
pedidos crecen todos prolongan su jornada el tiempo necesario para surtir los
pedidos.
Es la única empresa que no recorta
personal cuando bajan las ventas o se contrae el mercado. Simplemente inventó
el término de horas prestadas, o bolsa de horas, es decir, siguen cobrando
todos sus trabajadores aunque la empresa no produzca la misma cantidad porque
no pueda venderla, y cuando el mercado se reactiva reponen todos las horas que
ya cobraron.
No tiene capataces, ni ingenieros que
cobren más que el personal que realiza el trabajo directo. La única diferencia
salarial es la que adquieren los que tienen trabajos de responsabilidad y
coordinación, pero no disparados. Sólo existen cuatro niveles de salario por
índice de responsabilidad.
La empresa entrega sus estados de
resultados a todos los trabajadores, explica cuánto se amortiza y cuánto se
repatría a la cooperativa que realizó la inversión original. Pero toda la
diferencia es administrada por los trabajadores que en asamblea definen su
aplicación.
De esos remanentes han financiado
actividades culturales, de salud y de beneficencia en el municipio en el que la
planta está ubicada, y todavía después han podido cobrar doce meses de salario
por reparto de utilidades, y les ha sobrado dinero.
Suena fantasía, pero ahí está para quien
quiera visitarla. Porque es la prueba y demostración más clara de que la
empresa social es mejor, en todos los sentidos, que la empresa privada que se
organiza en interés de unos cuantos accionistas, de manera vertical y
jerárquica, y especializando a sus trabajadores.
Irizar es
parte de la avanzada de la economía social en México. Una economía pujante, que
no aparece en la estadística ni en las políticas públicas, pero que tiene las
empresas productivas más rentables, más eficientes y donde la gente vive mejor
y gana mejor.
Lo distintivo de su organización es lo
que llaman los economistas la horizontalidad, es decir, la comunicación total
entre todos los trabajadores. Una comunicación que está al servicio del trabajo
en equipo y el fortalecimiento de la confianza.
Todos y cada uno de las personas que
trabajan en Irizar han asumido un decálogo que los hace ser
verdaderamente diferentes: trabajar en equipo, tener iniciativa, desarrollar la
polivalencia, elevar la calidad, cultivar la honradez, trabajar con libertad,
mantener el respeto, prestar la ayuda mutua, cultivar la confianza y mantener
la comunicación. Eso es mucho más que ser competitivo. Es haber levantado una
empresa donde lo que importa es el hombre, y no el capital.
Mucho aprenderían nuestros servidores
públicos de los trabajadores de Irizar. Sobre todo para entender que el sector
social no puede ser tratado como si fuera una empresa lucrativa. Y no se le
puede aplicar ni la misma política fiscal, ni los mismos impuestos. Y esto así
lo han recomendado tanto la Organización Internacional del Trabajo, como la
Organización de las Naciones Unidas. Pero nuestros “fiscalistas” y funcionarios
de Hacienda, ni oyen, ni ven, ni entienden, ni saben.
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